domingo, 22 de julio de 2012

NI UNO MÁS.


Trescientos cincuenta. Ni uno más. El Congreso marca la pauta en el número de diputados. La representatividad territorial en la Cámara Baja debería indicar el tope de parlamentarios en las asambleas regionales. El Parlamento Andaluz no podrá superar en número a sus representantes en el Congreso, o sea, 59 si las cuentas no me fallan. Por tanto, añadir 109 parlamentarios regionales a los ya nombrados, es una pasada incalificable. Y así sucesivamente a los demás territorios españoles. Y van que chutan. Respecto al número de consejeros de los gobiernos autonómicos, el recorte deberá ser más drástico. A partir del presidente autonómico, los consejeros sobran. Directores generales nombrados entre funcionarios de carrera. Personal preparado y garante. En los ayuntamientos y diputaciones, los concejales y diputados provinciales, los instituidos, sí, pero con salarios no superiores en un euro a los sueldos que podían justificar en sus oficios de origen. En cuanto a los asesores, por favor, a Sierra Morena. Ni uno.
Las Autonomías son, junto con el sistema financiero, los dos grandes agujeros negros de España. Del mismo modo que me opuse siempre a los abusos vergonzantes que los políticos de turno hicieron de sus prerrogativas legales. En la Comunidad de Madrid, no sobra la mitad de los miembros de su Asamblea. Muchos más deben volver a otras actividades, si las tienen. En otro orden de cosas, mi defensa de la banca privada y mi oposición a la pública es bien conocida. Lo cual no obsta para que admita que banqueros golfos y consejeros canallas conviertan las entidades de crédito e inversión en centros de usura y antros de corrupción. Empresas públicas privadísimas, mancomunidades de amigotes y administraciones paralelo-transversales, cerradas a cal y canto. Nidos de víboras.
El vértigo de la deuda y del déficit viene producido por la gestión fraudulenta de los políticos y de los banqueros, no pocas veces en clara complicidad. Do ut des. El gobierno de Rajoy conocía bien el encaste del toro que debía torear. Es verdad que desconocía su peso y otros muchos caracteres del mismo. Pero que el bicho era tremendo, no cabía duda. La corrupción gobernante y el desparrame de las cajas de ahorro y de los bancos eran notas escuchadas en kilómetros a la redonda.
Rajoy, por el contrario, como los toreros inteligentes pero cobardicas, ha optado por la música pop ligera. Castañazo a los funcionarios, patadón a los trabajadores, requiebro a sindicatos, brindis al ejecutivo anterior. Vamos a llevarnos bien. Hoy por mí y mañana por ti. Faena de aliño que arranca los silbidos y termina en bronca con lanzamiento de almohadillas sobre el ruedo. Mariano, el registrador gallego, está metiendo la pata. Los ataques a los funcionarios  el caminito que ya recorrió Zapatero. Atiza a los pobres y se inclina ante los poderosos.
La política de hoy ha de reunir los elementos de la epopeya. Las acciones, de tan transcendentes, han de ligarse a la memoria del pueblo en torno a la figura de un héroe o de un santo salvador. La Odisea o la Ilíada, El Majábharata o el Ramáyana. El acoso a los empleados públicos y a los trabajadores de la privada debió terminar antier. La musiquilla da pena. Lo que se debe es meter en cintura a los golfantes que rigen las Autonomías, que no suprimir éstas, e invitar a Anticorrupción a visitar el aquelarre de los brujos de las finanzas. Para esta tarea, el campeón de la heroicidad, el titán semidiós ha de batirse con gigantes de verdad. La épica de los personajes necesita la música de los grandes genios.
Para conciertitos de escuela, me apunto a las fiestas de fin de curso de las escuelas infantiles. Los ciudadanos estamos hasta las gónadas de tantos chuscos.

LA MUNDIAL


Algunos necesitan la tele para consolarse con la dimensión de su tragedia económica. Ya saben aquello de que mal de muchos... Basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta del desastre. El terremoto se está cobrando demasiadas víctimas. Sin embargo, el movimiento sísmico que nos sobrecoge es equivalente al recipiente de nitroglicerina. Cuándo ésta se calienta y pierde el estado de reposo, sobreviene la explosión y, según donde te pille, se produce la catástrofe.
Está en la calle. La mala leche desborda la contención de los hogares y asalta las vías públicas. La nitroglicerina la colocó el Psoe, la transportó el gabinete de Zapatero, la calentaron los brotes verdes imaginarios de la ministra Salgado y la envasó Rubalcaba. El peligro de muerte se coció, sin duda, en los fogones de Ferraz. Después de las elecciones generales, el Pp cometió un error de campeonato. Se atrevió a quitar el tapón de uno de los frascos y ardió Troya. Pero a quién se le ocurre tratar de esta manera un tan poderoso explosivo. Ahora, los especialistas en echar los muertos a los demás, responsabilizan a Rajoy del perverso proceso que ellos mismos diseñaron para que estallara en las narices a la derecha. Don Mariano, en Jauja. O a la luna de Valencia.
Se necesita ser mentecato. Si el Pp ha llegado al poder de un país democrático, tiene toda la legitimidad legal y moral para levantar las alfombras, abrir los cajones, descerrajar las cajas fuertes de palacio y nombrar a los autores, a los cómplices y a los cooperadores necesarios del polvorín social y económico construido por el partido psoecialista. Sin embargo, no lo hizo. Se limitó a grititos de susto, a reproches de colegio de niños bien y a difundir ñoñerías sobre la deficitaria gobernanza de sus predecesores. Y así le van las cosas.
Los complejos no son sino sentimientos inconscientes que se adquieren por experiencias vividas y que repercuten e inciden sobre la personalidad. Jung aplicó por vez primera la palabra a la psicología y Freud la popularizó. La gente de izquierda sufre con frecuencia el complejo de Creso asociado al de Judas. Busca manifestar la superioridad ética que nunca cultivó a través del despilfarro del dinero público y de las subvenciones generosas que reconozcan la altura de su solidaridad. Las arcas vacías pero las botellas llenas de nitroglicerina. A esto que llega la derecha española y pone sobre la mesa del psiquiatra su complejo de Quimera, el bovarismo. Altera la realidad de tal modo que se considera otra persona. La otra persona es la arraigada creencia de su ascendencia franquista y su temor a las acusaciones de liberticidas, violentos y fachas.
Y a fe que cuando llega la hora de la verdad y el acomplejado tiene la oportunidad de revelar la fecundidad de su espíritu humanista, no se le ocurre peor estupidez que dejar la carga de TNT a los pies de los más pobres, de los más sufridos, del pueblo llano. En vez de meter en cintura a los golfos que mandan en las satrapías autonómicas y de cortar los “güitos” a los banqueros mafiosos, hala, a sacrificar a los buenos. Es que se la ponen al Psoe como a Fernando VII. En bandeja. Para que sigan haciendo lo que destaca de la escultura del caballo de Espartero. Pero serán memos.
Luego se extrañan de que la gente se rebele. Demasiado pacientes somos. Para terminar de “joder” a la marrana, aplauden al recortador de órganos necesarios y al custodio de bacterias patógenas. Cómo se les ocurre ovacionar con la que está cayendo. Cállense y cambien el chip. Si no, vamos a asistir a la mundial.


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