domingo, 22 de abril de 2012

Los despedidos de Sevilla Global: «IU nos ha hecho conocer el miedo»


Subrayan que siguen sufriendo una persecución pese a ganar sus juicios, «porque no somos de ningún partido»


Hoy mismo la última de las once personas que IU despidió de la empresa municipal Sevilla Global por «motivaciones ideológicas» —así lo han determinado hasta cuatro juzgados distintos de lo Social— tiene cita en el juzgado número 6 porque, tras haber ganado en los tribunales, los responsables del Ayuntamiento siguen sin pagarle su salario ni darle de alta en su puesto. Porque aunque nueve despidos han sido declarados nulos y dos improcedentes y la Justicia ha obligado a Sevilla Global a readmitir a estos empleados en sus mismos puestos, IU no cumple las sentencias. Por eso estos trabajadores que se negaron a seguir las consignas políticas dictadas por Antonio Rodrigo Torrijos y Carlos Vázquez cuando ambos cesaron como gerente a José Ramírez en septiembre de 2009 han decidido hablar. Algunos de ellos cobran sin ir a trabajar porque la empresa ya ha cubierto sus puestos «con militantes de IU», aclara el abogado de los despedidos y ex delegado de Economía y Empleo en representación de este partido, Jon Ander Sánchez. Otros han estado cubriendo bajas en lugar de volver al lugar exacto del que fueron despedidos. Otros, nada de nada. «Llevamos casi dos años sin cobrar y se nos han agotado todas las prestaciones», denuncian.
Inmaculada Andrea, pedagoga, asegura que «entré en Sevilla Global por un sondeo del Servicio Andaluz de Empleo, por eso me da mucho coraje cuando Carlos Vázquez dice que somos enchufados. Yo quedé la primera en el proceso de selección de 2007 que me hicieron técnicos funcionarios del Ayuntamiento. Nadie me ha regalado nada. Estudié pagándome la carrera con un trabajo de camarera y por eso no me doblego, porque sólo cuento la verdad. El juez dice que yo tengo que volver a mi puesto. Es muy triste que haya que acudir a la Justicia para que respeten tus derechos, por eso no me doblego. Mi dignidad no la pisotean. Mi marido es mileurista, camarero en una residencia de ancianos, mi madre y mi suegra son viudas pensionistas. Tenemos un niño de tres años. Yo podría ir a cubrir las bajas porque además me encanta mi trabajo, pero eso no es lo que dice el juez y mi dignidad no se compra con un salario». Andrea añade que ni siquera ha tenido tratos con el nuevo gerente nombrado por Torrijos y Vázquez: «Lo he conocido en los juzgados». Y lo mismo le ha ocurrido a Carlos Malaver, maestro pastelero de la Zona Norte: «Yo estaba encantado con mi trabajo, porque muchos chavales a los que he enseñado se han colocado en pastelerías y otros han seguido estudiando la ESO. Además, los pasteles iban para El Vacie y para los drogodependientes de Palmete, pero a ellos eso les da igual. Yo soy militante del PSOE, pero digo la verdad. Ya tengo 63 años y no tendría por qué pelear, pero voy a seguir la lucha porque quiero ver a Torrijos hundirse. Nos echaron por defender nuestros derechos y desde entonces nos han intentado humillar».
María Vázquez asiente: «Yo hice un informe valorando su extraordinario trabajo e inmediatamente me echaron a mí. Y los demás compañeros que se han quedado no dijeron nada, igual que el comité de empresa». José Manuel Pérez, monitor de electricidad, recalca que su único delito fue «negarnos a revocar nuestros contratos porque teníamos derecho, como han dicho los jueces, pero ellos fueron después con mochilas rojas a los piquetes de la huelga general». Para Alicia Alvarado, coordinadora de los Talleres Prelaborales, «nos echaron simplemente porque consideraban que estábamos cerca de Jon Ander Sánchez», a lo que el resto le suma que «el problema es que no entramos por donde ellos querían». El responsable de prensa, Antonio Mejías, cree que todo esto atiende a una estrategia: «Torrijos usa mucho una frase que atribuye a Bertold Brecht —en realidad es de Niemoler—: “Primero se llevaron a los comunistas pero a mí no me importó porque yo no era. En seguida se llevaron a unos obreros pero a mí no me importó porque yo tampoco era...” Esa frase es la que ellos ponen en práctica: deciden ir primero a por estos tres porque nadie dice nada. Después a por otros tres. Y así hasta que sólo quedan los que ellos quieren». Pero Mejías está harto de esta politización: «Yo tengo en mis venas sangre de maquis y de nacionales. Yo soy la reconciliación. ¿Qué dedo de la mano me corto que no me duela? Por eso quiero que IU desaparezca del Ayuntamiento. ¿Tú eres comunista, Torrijos? Tu estás traicionando eso. ¿Qué clase de izquierda es la que se ensaña con un trabajador?».
Al final, todos coinciden: «Por primera vez en nuestras vidas hemos tenido miedo. IU nos ha hecho conocerlo».

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