domingo, 21 de octubre de 2012

Al Capone fue una monja de la Caridad




El despilfarro en la Junta y la estela del meteorito


La «trama» que se «cuece» desde hace años en la Junta de Andalucía por el desvío de miles de millones sin control al entramado de empresas públicas y otros entes para cursos de formación y todo tipo de subvenciones hace que el famoso gánster de Estados Unidos Al Capone parezca «una monja de la Caridad porque, al menos sus sucios negocios, no los hizo con dinero público».

Éste es el arranque de uno de los últimos vídeos colgados en el canal Youtube de Internet por Eduardo Maestre, el profesor de música sevillano que protagonizó el aclamado vídeo titulado «Que caiga ya el meteorito», que acumula más de 200.000 visitas en dos meses. En ese vídeo, el profesor interino se muestra sorprendido por las subvenciones millonarias que reparte la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional y su complejo organigrama.

Pero hay más material objeto del análisis del internauta, que aparece en los últimos vídeos acompañado por el funcionario de la Junta de Andalucía Luis Escribano. Ambos se muestran sorprendidos ante el cúmulo de irregularidades, algunas presuntamente delictivas, que aparecen en numerosos informes de la Cámara de Cuentas o el Consejo Consultivo, sin que la Fiscalía o la oposición tomen medidas contundentes, advierten.

En el vídeo titulado «Al Capone fue una monja de la Caridad», para empezar, «de tapa», leen el Boletín Oficial de la Junta (BOJA) que informa de la licitación de un estudio para la prevención de inundaciones en el río Loukkos en la provincia de Larache, en Marruecos, en el que se invertirá más de medio millón de euros. "¿Qué ocurrirá cuando se inunde el río?», se pregunta asombrado Maestre ante semejante «despilfarro» con el dinero público.

Luego, Escribano sigue con el «chiringuito» de la antigua Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe) y los 1.800 trabajadores que llegó a tener en plantilla y el dispendio de miles de millones en la formación. Escribano se cuestiona el término «paz social» que invocan los políticos para justificar gastos millonarios. «Paz social, ¿para qué?, ¿para tener entretenidos a los desempleados y que no vayan a echar a los gobernantes?", se pregunta.

En otro vídeo titulado «El pie de Jean-Baptiste», Escribano analiza los conocidos como «contratos verbales» que han realizado diferentes consejerías de la Junta, pese a que están «totalmente prohibidos» por la ley, expone.

Sin embargo, se hacen y, según explica Escribano, el déficit real de la comunidad debe ser mayor a la cifra oficial porque estos contratos no aparecen en la contabilidad, aunque la Cámara de Cuentas ha detectado varios casos.

En ese vídeo, el último colgado en Youtube, cuentan la anécdota de Jean-Baptiste Lully, músico de la Corte de Luis XIV, el Rey Sol, que un día, dirigiendo un ensayo con su bastón de hierro, se enfadó y dio un bastonazo en el suelo con tan mala suerte que se dio en el pie y éste se le gangrenó. Como era bailarín, se negó a cortarse la pierna. La gangrena se le extendió por todo el cuerpo hasta llegar a causarle una lenta muerte por sepsis.

Esta metáfora del pie de Jean-Baptiste es aplicable, según exponen los analistas en el vídeo, a lo que está ocurriendo en la Junta de Andalucía desde hace años, con el agravante de que ya no se puede cortar por ningún sitio para evitar la muerte del organismo. ¿O sí?



'Si tú colaboras, todos los cursos que tengas que hacer van a venir subvencionados'


La espinosa cuestión de la colaboración de la Junta... En las grabaciones que este miércoles se oirán durante la sesión del juicio, la principal prueba en este proceso contra los responsables de Mercasevilla por pedir una comisión a cambio de conceder una subvención para la puesta en marcha de una escuela de hostelería, Daniel Ponce y Fernando Mellet, supuestamente, dejan caer a los empresarios de La Raza con los que se reúnen que la "colaboración con la Junta" puede facilitar mucho el asunto de las subvenciones. "La Junta tiene un esquema de funcionamiento muy simple: Yo colaboro con quien colabora".

Y llegan, incluso a hablar de un "impuesto", que se paga sin cuestionar nada. "La Junta nos dice: esto es para los niños saharauis, y yo me creo que es para los niños saharauis. Serán para carteles de Felipe González, pero yo me creo que es para los niños saharauis", llega a decir alguien cuya voz parece ser la del ex subdirector de Mercaseilla, Daniel Ponce.

La misma persona explica a sus interlocutores un poco después que "la condición que ha impuesto la Junta" para conceder la subvención de 900.000 euros para la escuela de hostelería es una "cifra redonda: 300.000 euros".

Pero la supuesta "mordida", en palabras del fiscal, no se limita a esos 300.000 euros. En algún momento de la conversación -en la que se hace referencia a otra anterior que no se grabó- la cifra asciende a los 450.000 euros. "Hablábamos el otro día del 50%, de 450.000 (...) Hay una cosa que yo puedo hacer, y que es perfectamente clara, y es trasladarte a ti absolutamente inmaculado los costes que a mí me generan la instalación de la escuela de hostelería", dice la persona cuya voz parece la de Daniel Ponce.

Los empresarios a los que supuestamente se les pide la comisión, se refieren al "impuesto revolucionario, que significa que hay que endiñar de esta parte a la Junta, a un señor que se llama x o... tú me decías el otro día un maletín".

La intención, durante toda la conversación, es manifiesta. Sólo hay un camino: "Es decir, si tú colaboras, todos los cursos que tu tengas que hacer habidos y por haber van a venir subvencionados. Eso es así de claro".
Problemas técnicos resueltos

La grabación debió de haberse oído el martes en la sala del juicio. Pero ciertos problemas técnicos impedían su audición con la nitidez deseable, por lo que ésta fue aplazada hasta que aquéllos quedaran resueltos. Y ha tenido que ser uno de los miembros del jurado, informático de profesión, quien diera con la solución.

La grabación comenzó a reproducirse en la sala de vistas de la Audiencia de Sevilla, hasta que el magistrado Ángel Márquez ordenó detenerla por las evidentes dificultades para discernir lo que en ella se decía, pese a que él mismo la había oído en su despacho con total nitidez.

Después de que un miembro del jurado solucionase el problema tras un receso, el equipo de reproducción fue revisado por un técnico de la Junta de la Junta de Andalucía, que lo dejó definitivamente listo para proseguir el juicio.

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