NACE LA RESISTENCIA

Nace La Resistencia

La Resistencia no es ni va a ser un partido político ni una plataforma.

La Resistencia pretende ser un lobby al estilo de los lobbys norteamericanos: grupos ciudadanos de presión que utilizan a los partidos políticos para conseguir objetivos concretos.

El objetivo principal de La Resistencia es contribuir a la desaparición de la corrupción generalizada en Andalucía, auspiciada y protagonizada por el Partido Socialista Obrero Español desde hace al menos dos décadas impunemente. 

La Resistencia piensa que, limpiando las Instituciones andaluzas de delincuentes y malversadores de fondos públicos, la Política podrá recuperar su función principal, que no es otra que permitir el desarrollo de la vida y proyectos de los ciudadanos bajo el imperio de la Ley. Es decir: recuperar la Libertad.

Los medios de los que La Resistencia pretende dotarse para este cometido son: 

-una coordinación de los ciudadanos comprometidos (que se materializará en la celebración de actos simbólicos o acciones); 

-un equipo suficiente de abogados expertos en la tramitación de denuncias; 

-las denuncias propiamente dichas; 

-un grupo de periodistas y medios de difusión que hagan públicos, de manera constante, cada uno de nuestros actos.

Las denuncias no sólo serán interpuestas en los Juzgados, sino en las Fiscalías, el Tribunal de Cuentas y losForos y Tribunales europeos destinados a esta función.

Algunos de los ciudadanos que han manifestado su adhesión a La Resistencia pertenecen a partidos políticos oficiales de muy diverso signo ideológico. El hecho de que formen parte del lobby no implica que éste vaya a ser transido por ninguno de estos partidos. Ni Luis Escribano ni yo lo vamos a permitir: ya sabemos lo que le ocurrió al ilusionante movimiento 15M cuando sus difusos organizadores permitieron que los invadiera la izquierda melancólica (PSOE e IU, básicamente). Este punto debe quedar claro: los miembros de partidos políticos interesados en participar como ciudadanos en La Resistencia podrán hacerlo como cualquier otro; pero no vamos a darles acceso a decisiones estructurales. No podemos correr riesgos.