domingo, 24 de marzo de 2013

EL PSOE Y LA CIA.


 No se puede tapar el sol con un dedo.  Por mucho que se intente. Si citáramos  documentos aparecidos  en diferentes libro veríamos cual pardillo hemos sido y como nos han vendido parte de nuestra historia reciente, en concreto la Transición.
Quienes no se hayan acercado a este tipo de lecturas de información, quedaran estupefactos si les digo, por ejemplo, que la dictadura propició  el resurgir del PSOE, temiendo un estallido comunista a la muerte de Franco.
El miedo a que a la muerte de este se convirtiera en caos, los demonios de la guerra civil, la mala experiencia de la Republica,  el miedo a que  los comunistas la liaran,  hizo que  poderes en la sombra  como  EE.UU  y la CIA,  como los Servicios Secretos españoles (SECED) tutelaran la transición. Han tenido que pasar años para que sepamos como se movieron los hilos y que falsedad hay en como actuaron muchos políticos.
Despejado el horizonte de revoluciones y terremotos políticos,  ahora si hace falta acabar con la práctica  egoísta de los partidos.  No saldrá este país de esta si no se acomete la necesaria separación de poderes, porque si no hay separación real en el poder legislativo y el judicial nunca seremos democracia con mayúscula.
Dicho esto, sigamos con el tema: la CIA posee una solida infraestructura en España que comenzó el los 40, en la que al día de hoy, colaboran miembros del ejercito español, destacados políticos, diplomáticos, empresarios,  personajes del mundo de la banca y de la cultura como también del periodismo. La mayor parte de los colaboradores, tienen poco que ver con la imagen tópica peliculera de los espías, son individuos “normales” perfectamente integrados en su entorno social. 
El New York Times publica en 1975, poco antes de la muerte de Franco, que la CIA mantiene  importantes relaciones con todos los partidos políticos españoles para buscar una salida al régimen, incluido el PC  de Carrillo.  Los resúmenes que vamos a compartir  a través del blog  os arrojara mucha luz sobre determinados aspectos de nuestra historia reciente, un adelanto: al final de los 50, los servicios secretos  norteamericanos “tocan” a jóvenes socialistas  para tenerlos como fuente de información de los comunistas. Carlos Zayas, Joan Raventós o Federico de Carvajal,  Enrique Múgica  son algunos de ellos.
En 1974, Felipe González  acude a Suresnes  escoltado por los oficiales del CESED, y quienes les proporcionan el pasaporte. Mas tarde, aguantan su “OTAN,  de entrada “, como reclamo electoral, hasta que llegan al poder en el 82.
Yo me limitare a hacer resúmenes  de libros que verán en blog y ustedes, saquen sus propias conclusiones.
Lo que si quedara claro es que el papel  a interpretar en la transición por el  PSOE  estaba escrito desde mucho antes. Los empedernidos lectores saben que no es un secreto que F. González  y el PSOE que se preparo, era la alternativa controlada de la CIA, era una de sus patas de apoyo, la otra la Socialdemocracia alemana, crearon una especie de nuevo PSOE para contrarrestar a los comunistas, es la propia CIA y los servicios secretos de Carrero ( SECED ) quien provee de medios, pasaportes, y escolta a F. González hasta Suresnes,  y funciono perfectamente porque el nuevo PSOE siguió todas las pautas bien respaldado, por lo que es un partido que no surgió de una verdadera base social sino creado, modelado,  respaldado y financiado. Esto explica muchas cosas, demasiadas cosas, desde porque se diseño un reparto electoral, el casi “pucherazo de la OTAN”, el desmantelamiento de casi toda la industria al principio de los 80, ( la mal llamada reconversión industrial ), el porqué  el PSOE sigue política Neoliberales, de tantas incoherencias entre sus discursos supuestamente de izquierda y las políticas que practica.
¿Es casualidad, es Marketing  que  Rubalcaba proponga ahora a sus filas quitar la O de “obrero” y la E de España a la siglas del PSOE? Evidentemente que no. En realidad todo responde a la política e ideología  que han llevado desde que entraron en el 82 en la Moncloa.

CAPITULO  PRIMERO.

La CIA y la refundación del PSOE» corresponde al contenido de un capítulo del libro de Alfredo Grimaldos. En este riguroso trabajo de investigación  desvela quiénes son y como actúan algunos de los que han participado en  las acciones que se describen, que conexiones han tenido.

Seis meses después de la Revolución de los Claveles en Portugal, el 14 de octubre de 1974, se celebra en la ciudad de Suresnes, cercana a Pari­s, el XIII Congreso del PSOE, que va a llevar a un tal «Isidoro» hasta la cúpula de la organización. Desde el 14 de julio pasado, Franco sufre una complicada flebitis y se ha llegado a temer por su vida. La situación que se está  creando en la península Ibérica resulta muy preocupante para los norteamericanos, se les ha ido de las manos el asunto portugués y van a impedir, a toda costa, que la historia se repita en España. Felipe González es el joven abogado sevillano, casi desconocido incluso para algunos de sus compañeros, que se enmascara tras el nombre de «Isidoro». Consigue suceder como secretario general del partido al veterano militante socialista Rodolfo Llopis,(1 que no reconoce las resoluciones adoptadas en Suresnes. El congreso ha sido convocado por un grupo de jóvenes militantes desgajados de lo que, en adelante, se conocerá como PSOE (Histórico). En realidad, Nicolás Redondo era la figura menos discutida para acceder a la Secretaria General, pero el sindicalista vasco se niega a presentarse a la elección, a pesar de ser propuesto mayoritariamente para ocupar el cargo que esta en liza.

González y otros miembros de la nueva dirección del partido han conseguido llegar a Francia gracias al apoyo prestado por el propio Servicio Central de Presidencia de Gobierno. Los oficiales del organismo de inteligencia creado por el almirante Carrero Blanco son los encargados de proporcionarles los pasaportes. En un restaurante de la calle madrileña de Santa Engracia,(2) hablamos con González, en presencia de Enrique Múgica, para garantizarle su viaje a Suresnes, señala el entonces capitán del SECED Manuel Fernández Monzón.(3) Otros compañeros se entrevistaron con Nicolás Redondo, y  entendió enseguida que debía ceder el puesto a un secretario general más joven y con otras características. Cuando Felipe González volvió de Francia, después de haber sido elegido, un comisario de Sevilla le detuvo, creyendo que había dado un pelotazo. Se lleva una bronca tremenda y tuvo que soltarle enseguida, claro.

Otros dos miembros relevantes del SECED, Andrés Cassinello y José Faura, mantienen una larga entrevista con Felipe González y con Alfonso Guerra, inmediatamente después de que el clan sevillano se haga con los mandos del PSOE.

Entre 1964 y 1975 la información del mundo universitario, muy estrechamente relacionado con la política entonces clandestina. Y lo que vivía­ es que, a partir de cierto momento, la dictadura propiciaba el resurgir del PSOE, para ahogar al PCE, declara el comisario Manuel Ballesteros a la periodista Pilar Urbano. (4 A los socialistas no se les detenía, a los comunistas, si. Era una indicación de los mandos. Mas la policía no solo miraba para otro lado, haciendo la vista gorda, sino que a veces ayudaba a pasar la valija con la propaganda y los documentos internos del partido que los de Rodolfo Llopis (el PSOE del exterior) enviaban de allá para acá.

El Congreso de Suresnes -que se financia con fondos provenientes del Partido Socialdemócrata de Willy Brandt-, el comandante Miguel Paredes, del SECED, y el inspector Emi Mateos, destinado Enrique Mujica, muñidor de mil y una conspiración, ya han empezado a trabajar en lo que llaman Operación Primavera: una serie de contactos con algunos miembros del PSOE del interior, para ver cuáles son sus planteamientos políticos. Especialmente con Nicolás Redondo y Enrique Múgica. En el SECED nos propusimos empezar a reunirnos con ellos -recuerda el entonces comandante Paredes-, para ver hasta donde llegaba su izquierdismo.

Los encuentros entre los agentes del SECED y los socialistas continúan, y a ellos se incorporan algunos militantes más. Después de cada encuentro redactábamos un informe para el Servicio, continúa Paredes su relato. Nuestra impresión entonces era que el líder ideológico, el que pensaba más largo, y con más calado era Pablo Castellano. El mayor peso moral lo tenía Nicolás Redondo. Felipe González nos parecía un conversador ágil, brillante... Pero, de pronto, saca un largo Cohíba, lo encendía con parsimonia y se lo fumo como un sibarita. Ese pequeño detalle me choco, me extraño. Era un trazo burgués que no encajaba con sus calzones vaqueros, ni con su camisa barata de cuadros, ni ­ con su izquierdismo... En mi informe oficial no mencione esa bobada del habano ni lo que me sugería. Pero en mi agenda privada de notas sí que escribí­: Felipe González, el sevillano, parece apasionado pero es fri­o. Hay en el algo falso, engañador. No me ha parecido un hombre de ideales, sino de ambiciones. Y prosigue el antiguo agente del SECED: El Ministerio de la Gobernación tenía entonces la facultad de conceder o denegar el pasaporte a un ciudadano. Ellos lo habían pedido muchas veces y siempre les habían dicho que no. Me dieron una lista en la que figuraban los nombres de Enrique Múgica, Eduardo López Albizu, Nicolás Redondo, Ramón Rubial, Alfonso Guerra, Pablo Castellano, Felipe González y otros dos militantes asturianos. El Gobierno lo dudo mucho, le dieron mil vueltas, que si­, que no... Al final se acepta bajo la condición de que, al volver a España, devolvieran enseguida esos pasaportes. Y lo hicieron. Tardaron mucho pero los devolvieron. Aunque no todos: Felipe González se lo quedo. A Múgica, por el retraso, le hicimos pagar una «multa» especial: invitarnos a comer a base de bien. Y lo hizo.

Los delegados que asisten al Congreso de Suresnes representan, oficialmente, a tres mil militantes del interior, pero, en realidad, esa cifra hay que rebajarla a menos de la mitad. Durante los últimos años del franquismo, el PSOE es poco más que una sigla. Lo que se produce en 1974 es una refundación del partido creado por Pablo Iglesias, con el modelo portugués como telón de fondo. En el país vecino no existía ni siquiera un partido socialista histórico y hubo que inventar uno. Su primer secretario general, Mario Soares, tenía contacto con la CIA desde los años sesenta. Exiliado, en 1973 recibirá ayuda para fundar bajo el patrocinio del Gobierno de Bonn un partido socialista portugués. Derrocada la dictadura en 1974 por el MFA (Movimiento das Forras Armadas), Soares regresaba a Portugal, donde pronto pedirá y recibirá ayuda clandestina directa del Gobierno de Estados Unidos y sus aliados europeos (RFA, Reino Unido y Francia), e indirecta a través de empresas y fundaciones alemanas y de otros países. La escasa incidencia del PSOE en la realidad política española de los primeros años setenta la reconoce el propio Francisco Bustelo, uno de los militantes elegidos como miembros de la Comisión Ejecutiva del partido en Suresnes. Sin embargo, todo cambia a partir de ese congreso:
Las embajadas en Madrid empezaron a recibir entonces instrucciones de que se pusieran en contacto con nosotros. Acompañar a González a visitar a algunos embajadores, entre ellos el estadounidense, y tuve que entrevistarme con otros funcionarios norteamericanos de menor categoría.

En la dirección surgida de Suresnes hay tres grupos fundamentales: los vascos, con Redondo, López Albizu, Múgica y Benegas; los andaluces, con González, Guerra y Galeote, y los madrileños, con Castellano y Bustelo. Los vascos, o mejor dicho, Redondo, que era su peso pesado, decidían, por tanto, señala Francisco Bustelo. Si apoyaban a los andaluces, como hicieron en Suresnes, González tenía el poder asegurado. Redondo sabrá por que lo hizo Felipe, González controla el partido a partir de ese momento e, inmediatamente, pasa a convertirse en un personaje público de primer orden, con un papel estelar en la gran maniobra de actualización controlada del régimen franquista. Joan Garcias escribe:
Una campaña subsiguiente introducirá ante la opinión publica nombres hasta entonces desconocidos que, a poco andar (1975-1976), aislaron y marginaron a los militares de la Unión Militar Democrática y, en general, a quienes eran reacios a que en España entraran la CEE y la OTAN sin condiciones.

Los servicios secretos norteamericanos y la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la dirección de la Transición española, con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y aniquilar a la izquierda comunista. Este fino trabajo de construir un partido de izquierdas, para impedir precisamente  el comunismo en España, es obra de la CIA, en colaboración con la Internacional Socialista. El primer diseño de esta larga operación se remonta hasta la década de los sesenta, cuando el régimen empezaba ya a ceder, inevitablemente, bajo las reivindicaciones populares. El crecimiento del PCE y la desaparición de los sindicatos y partidos anteriores a la Guerra Civil, especialmente la UGT y el PSOE, hacen temer una supremacía comunista en la salida del franquismo. Los cerebros de la Transición comienzan a marcarse objetivos muy concretos. En 1962, el PSOE y la UGT solo cuentan con unos centenares de militantes en toda España, mientras que en el extranjero, un grupo de viejos socialistas, con Rodolfo Llopis al frente, intentan aparentar una presencia en escena que no va mucho mas allá de la asistencia a contubernios como el de Múnich. Convencidos de que este PSOE no lograra tener la suficiente implantación para competir con ventaja, frente a los comunistas españoles, al final del franquismo, los servicios de información norteamericanos y alemanes se ponen manos a la obra para construir un nuevo partido, más vistoso en lo externo y manejable en lo interno.

CONFIDENTES ESPONTÃNEOS.  Algunos socialistas no esperan a que la CIA llame a su puerta y son ellos mismos los que ofrecen espontáneamente sus servicios a los norteamericanos. Es el caso de Carlos Zayas aparece informando asiduamente a la Embajada sobre personas de sensibilidad socialista susceptibles de sumarse a combatir al Partido Comunista si recibieran los apoyos materiales que buscaban. Zayas señalaba, entre otros, a Joan Raventós Carner en Barcelona, a José  Federico de Carvajal y a Mariano Rubio, al tiempo que desvelaba como principal agente del Partido Comunista en Madrid a Federico Sánchez,  (Semprun ). Zayas será diputado del PSOE por Huesca en 1977; Raventós, embajador en Francia,  José Federico de Carvajal llegara  a presidente del Senado y Mariano Rubio, a gobernador del Banco de España, cargo del que dimite tras ser condenado por sus prácticas delictivas. Federico Sánchez (alias de Jorge Semprun), desencantado del comunismo, sera  ministro de Cultura con Felipe González entre 1988 y 1991.


Una de las claves de las operaciones secretas de la CIA para controlar los medios socialistas españoles en el exilio es la introducción en estos círculos de un antiguo dirigente del POUM, Julián Gorkin. A principios de los sesenta, Gorkin es uno de los personajes que impulsa el llamado Congreso por la Libertad Cultural  y aparece al frente de distintas publicaciones financiadas por la CIA, como las revistas Cuadernos, editada en Pari­s; Examen, en México, y Encounter, en Gran Bretaña, dentro de un amplio esquema propagandístico de matiz netamente anticomunista diseñado desde Langley. Más tarde, dirige también la revista Visión, en la que defiende los puntos de vista de las sucesivas Administraciones norteamericanas en relación con Latinoamérica. El 13 de mayo de 1967, la propia Asamblea General del Congreso por la Libertad Cultural reconoce los estrechos vínculos financieros y políticos de este organismo con la CIA.

Julián Gorkin aparece, además, al frente del llamado Centro de Documentación  y Estudios, que tiene su sede en Pari­s. Ocupa el cargo de vicepresidente, mientras Salvador de Madariaga ostenta, a título honorario, la presidencia. Las líneas generales del Boletín Informativo del centro están caracterizadas por las directrices de acción política clandestina de la CIA en ese momento: se intenta potenciar a la inexistente ASO (Alianza Sindical Obrera) y a la oposición monárquica y socialdemócrata. Gorkin entra pomposamente en el PSOE en el año 1973, en plena campaña interna de renovación del partido, que terminara  con la sustitución de Llopis por Felipe González. Incluso ofrece una conferencia, el 22 de diciembre de ese año, en los locales de la UGT en Paris, bajo el ti­tulo Motivos de mi afiliación al Partido Socialista Obrero Español. En varios artículos del Boletín Informativo de Gorkin ya pueden verse los argumentos esenciales que serán utilizados por Felipe González y Alfonso Guerra en Suresnes. El primer número de ese boletín explica la necesidad de una izquierda radical que compita, en el campo de la clase obrera, con el Partido Comunista de España, para restarle base y movilidad social. Los intentos de los norteamericanos de conseguir que los socialistas acepten la Monarquía. Todos estos trajines no le pasan desapercibidos al propio Franco. Escribe Salgado Araujo:(12)
Hablamos después de las actividades de la CIA en el mundo occidental y, en especial, en relación con España. La prensa internacional, digo al Caudillo, comenta las actividades de ese organismo. Su obsesión es conseguir que nuestro Estado tolere primero y legalice después la acción de dos partidos, uno de carácter socialista y otro democrático, que deberán tener su expresión en dualidad similar en el campo universitario y sindical. Para conseguirlo no vacilaran en financiar sistemáticamente a grupos de activistas (que han creado la ASO y la FUDE). Por ahora no se proponen como objetivo derribar el Estado, sino importunarlo, preocuparlo, no dejarlo en paz para que se arranque al Partido el compromiso de una coexistencia entre lo legal y lo ilegal, con aspiraciones de suceder al Régimen una vez desaparezcan. Estas objeciones, según la información que doy al Caudillo, las expone la CIA con toda tranquilidad, a la luz del dia, financiando las huelgas de Asturias o los tumultos de Madrid y Barcelona. La CIA cree que con esas actividades cumple el deber de prever el futuro, pues, de lo contrario, al régimen débil sucederá el caos y a este, el comunismo.

En el intento de creación de la ASO participa : Josefina Arillaga, vinculada ya en ese momento a la Fundación  Friedrich Ebert, del Partido Socialdemócrata alemán, y considerada, en los propios medios socialistas, como buena amiga del entonces jefe del Sindicato Vertical franquista, el falangista José Solís Ruiz. Arillaga, representante oficiosa en Madrid de Rodolfo Llopis durante varios años, hasta 1973, mantiene estrecho contacto con José Federico de Carvajal, un personaje muy bien relacionado con los norteamericanos, que llegara a presidente del Senado con el PSOE.

La fase final del asalto al viejo y poco implantado Partido Socialista Obrero Español tiene lugar a partir de 1970, en una batalla en la que se

Combinan nombres como el de Willy Brandt, en ese momento secretario general del SPD; Max Diamant, asesor del Sindicato del Metal alemán; Enrique Múgica, y Hans Mattholfer, destacado sindicalista alemán que edita la revista Express Español en Alemania. El hombre de Hans Mattholfer en la UGT, Carlos Pardo, tiene también un interesante historial: en 1970 es detenido en Madrid por la Brigada Criminal, acusado de diversos delitos comunes, y se descubre que antes ya ha sido expulsado de Paraguay por estafa. Mattholfer tiene entonces que viajar personalmente a España y entrevistarse con el entonces director general de Seguridad, Carlos Arias Navarro, que pone en libertad a Pardo sin que se le incoe ningún procedimiento judicial.

En una carta dirigida a un militante socialista madrileño, Rodolfo Llopis escribe: Por si no lo sabes, Mattholfer protege y ayuda económicamente a los escisioncitas del PSOE. Y ha encontrado en Pardo un lacayo a su medida. Otro personaje turbio que actúa en ese entorno es Manuel Simón, dirigente de las Juventudes Socialistas de Toulouse, que mas adelante será nombrado responsable de Relaciones Internacionales de UGT. Simón, que tendrá un papel clave en el defenestra miento de Llopis, es expulsado de Portugal tras la revolución del 25 de abril, acusado de ser agente de la CIA.

Philip Agee, ex agente de la CIA: Las operaciones de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung , del SPD, fascinan a los norteamericanos, especialmente sus programas de formación y las subvenciones que hicieron llegar a los socialdemócratas de Grecia, España y Portugal, poco antes de que cayeran las dictaduras en esos países e inmediatamente después.

Una mujer clave en el complejo entramado financiero del renovado PSOE es Carmen García Bloise, que mantiene estrechos vínculos con los socialdemócratas germanos. Parte de los fondos que van llegando al partido se comienzan a canalizar a través de la recién creada Fundación Pablo Iglesias, sucursal de la alemana  Friedrich Ebert, pero los cauces de financiación son diversos. Por ejemplo, en Brandt con los dirigentes del PSOE, en la época de las subvenciones  1979 se desvelara que la UGT ha recibido 200 millones de pesetas de los sindicatos amarillos de Estados Unidos para intentar ganar las elecciones sindicales. El ex agente de la CIA Philip Agee declara a la revista Zona Cero, en marzo de 1987: Dentro del Programa Democracia, elaborado por la Agencia, se cuida con especial atención a las fundaciones de los partidos políticos alemanes, principalmente a la Friedrich Ebert Stiftung, del Partido Socialdemócrata, y la Konrad Adenauer Stiftung, de los democristianos. Estas fundaciones habían sido establecidas por los partidos alemanes en los años cincuenta y se utilizaron para canalizar el dinero de la CIA hacia esas organizaciones, como parte de las operaciones de construcción de la democracia, tras la Segunda Guerra Mundial. Después, en los sesenta, las fundaciones alemanas empezaron a apoyar a los partidos hermanos y a otras organizaciones en el exterior y crearon nuevos canales para el dinero de la CIA. Hacia 1980, las fundaciones alemanas tienen programas en funcionamiento en unos sesenta países y están gastando cerca de 150 millones de dólares. Operan en un secreto casi total.
Las operaciones de la Friedrich Ebert Stiftung (Fundación), del SPD, fascinan a los norteamericanos, especialmente sus programas de formación y las subvenciones que hicieron llegar a los socialdemócratas de Grecia, España y Portugal, poco antes de que cayeran las dictaduras en esos países e inmediatamente después.

En Portugal, por ejemplo, cuando el régimen de Salazar, que había durado cincuenta años, fue derrocado en 1974, el Partido Socialista completo apenas habria bastado para una partida de póker y se localizaba en Pari­s, sin seguidores en Portugal. Pero con más de 10 millones de dólares de la Ebert Stiftung, y algunas otras remesas de la CIA, el Partido Socialista Portugal crecía rápidamente y en poco tiempo se convertía  en el partido gobernante.

Los comunistas  fuerzas políticas organizadas, capaces y dispuestas a tomar el poder en un eventual colapso de las dictaduras. La experiencia de la intervención germano-occidental en Portugal y en otros países resultaba llamativa para los norteamericanos e intentaron repetirla, estableciendo un sistema de instituciones privadas de Mario Soares, dirigente de los socialistas portugueses apoyo a los amigos en el exterior. El apoyo de Estados Unidos  podrá continuar mientras se preparaban para la transición del autoritarismo a la democracia. Así­, los norteamericanos podrán buscar de antemano el control de todas las fuerzas políticas y neutralizar todo lo que se sitúa a la izquierda de los socialdemócratas.

El presidente Ronald Reagan es uno de los más entusiastas defensores del Programa Democracia. En junio de 1982, ante el Parlamento británico, describe sus objetivos: Este nuevo programa construirá

una infraestructura de libertad y democracia que dejara  al marxismo-leninismo en el estercolero de la Historia. También alaba los abiertos programas germano-occidentales, que, en realidad, están envueltos en el mayor de los secretos y se les ocultan incluso a los propios miembros del SPD.

¿Cómo se utiliza el dinero de la CIA en estos programas? Cada uno de los principales destinatarios ha descrito previamente sus necesidades y tiene que actuar de acuerdo con las líneas centrales diseñadas en el programa correspondiente, que se resume en una consigna: Contribuir al desarrollo de acciones políticas en el extranjero para enfrentar el desafío ideológico global soviético. Las actividades proyectadas cubren todo el espectro de objetivos de las organizaciones democráticas en el exterior: gobiernos, partidos políticos, sociedades profesionales, medios de información, universidades, cooperativas, sindicatos, asociaciones de empleados, cámaras de comercio e industria, iglesias, organizaciones de mujeres y estudiantes... En suma, todos los blancos tradicionales de la CIA. Otro propósito establecido es el de promover la disidencia en los países socialistas, siguiendo el ejemplo del apoyo de la CIA a Solidaridad, en Polonia. El ejemplo de la Friedrich Ebert Stiftung también es seguido como modelo en Centroamérica y el Caribe durante los años setenta y ochenta. Estados Unidos puede socorrer a las fuerzas democráticas y debilitar aquellas que quieren polarizar el hemisferio en regímenes comunistas y regímenes autoritarios.

El papel que el PSOE tiene que interpretar en la Transición está escrito desde bastante antes de la muerte de Franco

Dentro del primer nivel se entra en juego mediante medios discretos, como información, comunicación  y programas de intercambio cultural, para formar sistemáticamente grupos democráticos. El segundo nivel de acción esta previsto para concentrar la atención en países de especial interés, con los que hay que intentar colaborar a través de organismos semiautónomos, siguiendo el ejemplo de la Friedrich Ebert

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