No se puede tapar el sol con un dedo. Por mucho que se intente. Si citáramos documentos aparecidos en diferentes libro veríamos cual pardillo hemos
sido y como nos han vendido parte de nuestra historia reciente, en concreto la
Transición.
Quienes
no se hayan acercado a este tipo de lecturas de información, quedaran
estupefactos si les digo, por ejemplo, que la dictadura propició el resurgir del PSOE, temiendo un estallido
comunista a la muerte de Franco.
El
miedo a que a la muerte de este se convirtiera en caos, los demonios de la
guerra civil, la mala experiencia de la Republica, el miedo a que los comunistas la liaran, hizo que
poderes en la sombra como EE.UU
y la CIA, como los Servicios
Secretos españoles (SECED) tutelaran la transición. Han tenido que pasar años
para que sepamos como se movieron los hilos y que falsedad hay en como actuaron
muchos políticos.
Despejado
el horizonte de revoluciones y terremotos políticos, ahora si hace falta acabar con la práctica egoísta de los partidos. No saldrá este país de esta si no se acomete
la necesaria separación de poderes, porque si no hay separación real en el
poder legislativo y el judicial nunca seremos democracia con mayúscula.
Dicho
esto, sigamos con el tema: la CIA posee una solida infraestructura en España
que comenzó el los 40, en la que al día de hoy, colaboran miembros del ejercito
español, destacados políticos, diplomáticos, empresarios, personajes del mundo de la banca y de la
cultura como también del periodismo. La mayor parte de los colaboradores,
tienen poco que ver con la imagen tópica peliculera de los espías, son
individuos “normales” perfectamente integrados en su entorno social.
El
New York Times publica en 1975, poco antes de la muerte de Franco, que la CIA
mantiene importantes relaciones con
todos los partidos políticos españoles para buscar una salida al régimen,
incluido el PC de Carrillo. Los resúmenes que vamos a compartir a través del blog os arrojara mucha luz sobre determinados
aspectos de nuestra historia reciente, un adelanto: al final de los 50, los
servicios secretos norteamericanos
“tocan” a jóvenes socialistas para
tenerlos como fuente de información de los comunistas. Carlos Zayas, Joan Raventós
o Federico de Carvajal, Enrique Múgica son algunos de ellos.
En
1974, Felipe González acude a Suresnes escoltado por los oficiales del CESED, y
quienes les proporcionan el pasaporte. Mas tarde, aguantan su “OTAN, de entrada “, como reclamo electoral, hasta
que llegan al poder en el 82.
Yo
me limitare a hacer resúmenes de libros
que verán en blog y ustedes, saquen sus propias conclusiones.
Lo
que si quedara claro es que el papel a
interpretar en la transición por el PSOE
estaba escrito desde mucho antes. Los
empedernidos lectores saben que no es un secreto que F. González y el PSOE que se preparo, era la alternativa
controlada de la CIA, era una de sus patas de apoyo, la otra la
Socialdemocracia alemana, crearon una especie de nuevo PSOE para contrarrestar
a los comunistas, es la propia CIA y los servicios secretos de Carrero ( SECED )
quien provee de medios, pasaportes, y escolta a F. González hasta Suresnes, y funciono perfectamente porque el nuevo PSOE
siguió todas las pautas bien respaldado, por lo que es un partido que no surgió
de una verdadera base social sino creado, modelado, respaldado y financiado. Esto explica muchas
cosas, demasiadas cosas, desde porque se diseño un reparto electoral, el casi
“pucherazo de la OTAN”, el desmantelamiento de casi toda la industria al
principio de los 80, ( la mal llamada reconversión industrial ), el porqué el PSOE sigue política Neoliberales, de tantas
incoherencias entre sus discursos supuestamente de izquierda y las políticas
que practica.
¿Es
casualidad, es Marketing que Rubalcaba proponga ahora a sus filas quitar
la O de “obrero” y la E de España a la siglas del PSOE? Evidentemente que no. En
realidad todo responde a la política e ideología que han llevado desde que entraron en el 82
en la Moncloa.
CAPITULO PRIMERO.
La CIA y la refundación del PSOE» corresponde al contenido de un capítulo del libro de Alfredo Grimaldos. En este riguroso trabajo de investigación desvela quiénes son y como actúan algunos de los que han participado en las acciones que se describen, que conexiones han tenido.
Seis meses después de la Revolución de
los Claveles en Portugal, el 14 de octubre de 1974, se celebra en la ciudad de
Suresnes, cercana a Paris, el XIII Congreso del PSOE, que va a llevar a un tal
«Isidoro» hasta la cúpula de la organización. Desde el 14 de julio pasado,
Franco sufre una complicada flebitis y se ha llegado a temer por su vida. La situación
que se está creando en la península Ibérica
resulta muy preocupante para los norteamericanos, se les ha ido de las manos el
asunto portugués y van a impedir, a toda costa, que la historia se repita en
España. Felipe González es el joven abogado sevillano, casi desconocido incluso
para algunos de sus compañeros, que se enmascara tras el nombre de «Isidoro».
Consigue suceder como secretario general del partido al veterano militante
socialista Rodolfo Llopis,(1 que no reconoce las resoluciones adoptadas en
Suresnes. El congreso ha sido convocado por un grupo de jóvenes militantes
desgajados de lo que, en adelante, se conocerá como PSOE (Histórico). En
realidad, Nicolás Redondo era la figura menos discutida para acceder a la
Secretaria General, pero el sindicalista vasco se niega a presentarse a la elección,
a pesar de ser propuesto mayoritariamente para ocupar el cargo que esta en liza.
González y otros miembros de la nueva dirección
del partido han conseguido llegar a Francia gracias al apoyo prestado por el
propio Servicio Central de Presidencia de Gobierno. Los oficiales del organismo
de inteligencia creado por el almirante Carrero Blanco son los encargados de proporcionarles
los pasaportes. En un restaurante de la calle madrileña de Santa Engracia,(2)
hablamos con González, en presencia de Enrique Múgica, para garantizarle su
viaje a Suresnes, señala el entonces capitán del SECED Manuel Fernández Monzón.(3)
Otros compañeros se entrevistaron con Nicolás Redondo, y entendió enseguida que debía ceder el puesto
a un secretario general más joven y con otras características. Cuando Felipe González
volvió de Francia, después de haber sido elegido, un comisario de Sevilla le
detuvo, creyendo que había dado un pelotazo. Se lleva una bronca tremenda y
tuvo que soltarle enseguida, claro.
Otros dos miembros relevantes del SECED,
Andrés Cassinello y José Faura, mantienen una larga entrevista con Felipe González
y con Alfonso Guerra, inmediatamente después de que el clan sevillano se haga
con los mandos del PSOE.
Entre 1964 y 1975 la información del
mundo universitario, muy estrechamente relacionado con la política entonces
clandestina. Y lo que vivía es que, a partir de cierto momento, la dictadura
propiciaba el resurgir del PSOE, para ahogar al PCE, declara el comisario
Manuel Ballesteros a la periodista Pilar Urbano. (4 A los socialistas no se les
detenía, a los comunistas, si. Era una indicación de los mandos. Mas la policía
no solo miraba para otro lado, haciendo la vista gorda, sino que a veces
ayudaba a pasar la valija con la propaganda y los documentos internos del
partido que los de Rodolfo Llopis (el PSOE del exterior) enviaban de allá para acá.
El Congreso de Suresnes -que se financia
con fondos provenientes del Partido Socialdemócrata de Willy Brandt-, el
comandante Miguel Paredes, del SECED, y el inspector Emi Mateos, destinado
Enrique Mujica, muñidor de mil y una conspiración, ya han empezado a trabajar
en lo que llaman Operación Primavera: una serie de contactos con algunos
miembros del PSOE del interior, para ver cuáles son sus planteamientos políticos.
Especialmente con Nicolás Redondo y Enrique Múgica. En el SECED nos propusimos
empezar a reunirnos con ellos -recuerda el entonces comandante Paredes-, para
ver hasta donde llegaba su izquierdismo.
Los encuentros entre los agentes del SECED
y los socialistas continúan, y a ellos se incorporan algunos militantes más. Después
de cada encuentro redactábamos un informe para el Servicio, continúa Paredes su
relato. Nuestra impresión entonces era que el líder ideológico, el que pensaba más
largo, y con más calado era Pablo Castellano. El mayor peso moral lo tenía Nicolás
Redondo. Felipe González nos parecía un conversador ágil, brillante... Pero, de
pronto, saca un largo Cohíba, lo encendía con parsimonia y se lo fumo como un
sibarita. Ese pequeño detalle me choco, me extraño. Era un trazo burgués que no
encajaba con sus calzones vaqueros, ni con su camisa barata de cuadros, ni
con su izquierdismo... En mi informe oficial no mencione esa bobada del habano
ni lo que me sugería. Pero en mi agenda privada de notas sí que escribí:
Felipe González, el sevillano, parece apasionado pero es frio. Hay en el algo
falso, engañador. No me ha parecido un hombre de ideales, sino de ambiciones. Y
prosigue el antiguo agente del SECED: El Ministerio de la Gobernación tenía
entonces la facultad de conceder o denegar el pasaporte a un ciudadano. Ellos
lo habían pedido muchas veces y siempre les habían dicho que no. Me dieron una
lista en la que figuraban los nombres de Enrique Múgica, Eduardo López Albizu, Nicolás
Redondo, Ramón Rubial, Alfonso Guerra, Pablo Castellano, Felipe González y
otros dos militantes asturianos. El Gobierno lo dudo mucho, le dieron mil
vueltas, que si, que no... Al final se acepta bajo la condición de que, al
volver a España, devolvieran enseguida esos pasaportes. Y lo hicieron. Tardaron
mucho pero los devolvieron. Aunque no todos: Felipe González se lo quedo. A Múgica,
por el retraso, le hicimos pagar una «multa» especial: invitarnos a comer a base
de bien. Y lo hizo.
Los delegados que asisten al Congreso de
Suresnes representan, oficialmente, a tres mil militantes del interior, pero,
en realidad, esa cifra hay que rebajarla a menos de la mitad. Durante los últimos
años del franquismo, el PSOE es poco más que una sigla. Lo que se produce en
1974 es una refundación del partido creado por Pablo Iglesias, con el modelo portugués
como telón de fondo. En el país vecino no existía ni siquiera un partido
socialista histórico y hubo que inventar uno. Su primer secretario general,
Mario Soares, tenía contacto con la CIA desde los años sesenta. Exiliado, en
1973 recibirá ayuda para fundar bajo el patrocinio del Gobierno de Bonn un partido
socialista portugués. Derrocada la dictadura en 1974 por el MFA (Movimiento das
Forras Armadas), Soares regresaba a Portugal, donde pronto pedirá y recibirá
ayuda clandestina directa del Gobierno de Estados Unidos y sus aliados europeos
(RFA, Reino Unido y Francia), e indirecta a través de empresas y fundaciones
alemanas y de otros países. La escasa incidencia del PSOE en la realidad política
española de los primeros años setenta la reconoce el propio Francisco Bustelo,
uno de los militantes elegidos como miembros de la Comisión Ejecutiva del
partido en Suresnes. Sin embargo, todo cambia a partir de ese congreso:
Las embajadas en Madrid empezaron a
recibir entonces instrucciones de que se pusieran en contacto con nosotros.
Acompañar a González a visitar a algunos embajadores, entre ellos el
estadounidense, y tuve que entrevistarme con otros funcionarios norteamericanos
de menor categoría.
En la dirección surgida de Suresnes hay
tres grupos fundamentales: los vascos, con Redondo, López Albizu, Múgica y Benegas;
los andaluces, con González, Guerra y Galeote, y los madrileños, con Castellano
y Bustelo. Los vascos, o mejor dicho, Redondo, que era su peso pesado, decidían,
por tanto, señala Francisco Bustelo. Si apoyaban a los andaluces, como hicieron
en Suresnes, González tenía el poder asegurado. Redondo sabrá por que lo hizo
Felipe, González controla el partido a partir de ese momento e, inmediatamente,
pasa a convertirse en un personaje público de primer orden, con un papel
estelar en la gran maniobra de actualización controlada del régimen franquista.
Joan Garcias escribe:
Una campaña subsiguiente introducirá
ante la opinión publica nombres hasta entonces desconocidos que, a poco andar
(1975-1976), aislaron y marginaron a los militares de la Unión Militar Democrática
y, en general, a quienes eran reacios a que en España entraran la CEE y la OTAN
sin condiciones.
Los servicios secretos norteamericanos y
la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la dirección de la Transición
española, con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y
aniquilar a la izquierda comunista. Este fino trabajo de construir un partido de
izquierdas, para impedir precisamente el
comunismo en España, es obra de la CIA, en colaboración con la Internacional
Socialista. El primer diseño de esta larga operación se remonta hasta la década
de los sesenta, cuando el régimen empezaba ya a ceder, inevitablemente, bajo
las reivindicaciones populares. El crecimiento del PCE y la desaparición de los
sindicatos y partidos anteriores a la Guerra Civil, especialmente la UGT y el PSOE,
hacen temer una supremacía comunista en la salida del franquismo. Los cerebros
de la Transición comienzan a marcarse objetivos muy concretos. En 1962, el PSOE
y la UGT solo cuentan con unos centenares de militantes en toda España,
mientras que en el extranjero, un grupo de viejos socialistas, con Rodolfo
Llopis al frente, intentan aparentar una presencia en escena que no va mucho
mas allá de la asistencia a contubernios como el de Múnich. Convencidos de que
este PSOE no lograra tener la suficiente implantación para competir con ventaja,
frente a los comunistas españoles, al final del franquismo, los servicios de información
norteamericanos y alemanes se ponen manos a la obra para construir un nuevo
partido, más vistoso en lo externo y manejable en lo interno.
CONFIDENTES ESPONTÃNEOS. Algunos socialistas no esperan a que la CIA
llame a su puerta y son ellos mismos los que ofrecen espontáneamente sus
servicios a los norteamericanos. Es el caso de Carlos Zayas aparece informando
asiduamente a la Embajada sobre personas de sensibilidad socialista
susceptibles de sumarse a combatir al Partido Comunista si recibieran los
apoyos materiales que buscaban. Zayas señalaba, entre otros, a Joan Raventós
Carner en Barcelona, a José Federico de
Carvajal y a Mariano Rubio, al tiempo que desvelaba como principal agente del
Partido Comunista en Madrid a Federico Sánchez, (Semprun ). Zayas será diputado del PSOE por
Huesca en 1977; Raventós, embajador en Francia, José Federico de Carvajal llegara a presidente del Senado y Mariano Rubio, a
gobernador del Banco de España, cargo del que dimite tras ser condenado por sus
prácticas delictivas. Federico Sánchez (alias de Jorge Semprun), desencantado
del comunismo, sera ministro de Cultura
con Felipe González entre 1988 y 1991.
Una de las claves de las operaciones
secretas de la CIA para controlar los medios socialistas españoles en el exilio
es la introducción en estos círculos de un antiguo dirigente del POUM, Julián
Gorkin. A principios de los sesenta, Gorkin es uno de los personajes que
impulsa el llamado Congreso por la Libertad Cultural y aparece al frente de distintas publicaciones
financiadas por la CIA, como las revistas Cuadernos, editada en Paris; Examen,
en México, y Encounter, en Gran Bretaña, dentro de un amplio esquema propagandístico
de matiz netamente anticomunista diseñado desde Langley. Más tarde, dirige también
la revista Visión, en la que defiende los puntos de vista de las sucesivas
Administraciones norteamericanas en relación con Latinoamérica. El 13 de mayo
de 1967, la propia Asamblea General del Congreso por la Libertad Cultural
reconoce los estrechos vínculos financieros y políticos de este organismo con
la CIA.
Julián Gorkin aparece, además, al frente
del llamado Centro de Documentación y
Estudios, que tiene su sede en Paris. Ocupa el cargo de vicepresidente,
mientras Salvador de Madariaga ostenta, a título honorario, la presidencia. Las
líneas generales del Boletín Informativo del centro están caracterizadas por
las directrices de acción política clandestina de la CIA en ese momento: se
intenta potenciar a la inexistente ASO (Alianza Sindical Obrera) y a la oposición
monárquica y socialdemócrata. Gorkin entra pomposamente en el PSOE en el año
1973, en plena campaña interna de renovación del partido, que terminara con la sustitución de Llopis por Felipe González.
Incluso ofrece una conferencia, el 22 de diciembre de ese año, en los locales
de la UGT en Paris, bajo el titulo Motivos de mi afiliación al Partido
Socialista Obrero Español. En varios artículos del Boletín Informativo de
Gorkin ya pueden verse los argumentos esenciales que serán utilizados por
Felipe González y Alfonso Guerra en Suresnes. El primer número de ese boletín
explica la necesidad de una izquierda radical que compita, en el campo de la
clase obrera, con el Partido Comunista de España, para restarle base y
movilidad social. Los intentos de los norteamericanos de conseguir que los
socialistas acepten la Monarquía. Todos estos trajines no le pasan
desapercibidos al propio Franco. Escribe Salgado Araujo:(12)
Hablamos después de las actividades de
la CIA en el mundo occidental y, en especial, en relación con España. La prensa
internacional, digo al Caudillo, comenta las actividades de ese organismo. Su obsesión
es conseguir que nuestro Estado tolere primero y legalice después la acción de
dos partidos, uno de carácter socialista y otro democrático, que deberán tener
su expresión en dualidad similar en el campo universitario y sindical. Para
conseguirlo no vacilaran en financiar sistemáticamente a grupos de activistas
(que han creado la ASO y la FUDE). Por ahora no se proponen como objetivo
derribar el Estado, sino importunarlo, preocuparlo, no dejarlo en paz para que
se arranque al Partido el compromiso de una coexistencia entre lo legal y lo
ilegal, con aspiraciones de suceder al Régimen una vez desaparezcan. Estas
objeciones, según la información que doy al Caudillo, las expone la CIA con toda
tranquilidad, a la luz del dia, financiando las huelgas de Asturias o los
tumultos de Madrid y Barcelona. La CIA cree que con esas actividades cumple el
deber de prever el futuro, pues, de lo contrario, al régimen débil sucederá el
caos y a este, el comunismo.
En el intento de creación de la ASO
participa : Josefina Arillaga, vinculada ya en ese momento a la Fundación Friedrich Ebert, del Partido Socialdemócrata alemán,
y considerada, en los propios medios socialistas, como buena amiga del entonces
jefe del Sindicato Vertical franquista, el falangista José Solís Ruiz.
Arillaga, representante oficiosa en Madrid de Rodolfo Llopis durante varios años,
hasta 1973, mantiene estrecho contacto con José Federico de Carvajal, un
personaje muy bien relacionado con los norteamericanos, que llegara a
presidente del Senado con el PSOE.
La fase final del asalto al viejo y poco
implantado Partido Socialista Obrero Español tiene lugar a partir de 1970, en
una batalla en la que se
Combinan nombres como el de Willy
Brandt, en ese momento secretario general del SPD; Max Diamant, asesor del
Sindicato del Metal alemán; Enrique Múgica, y Hans Mattholfer, destacado
sindicalista alemán que edita la revista Express Español en Alemania. El hombre
de Hans Mattholfer en la UGT, Carlos Pardo, tiene también un interesante
historial: en 1970 es detenido en Madrid por la Brigada Criminal, acusado de
diversos delitos comunes, y se descubre que antes ya ha sido expulsado de
Paraguay por estafa. Mattholfer tiene entonces que viajar personalmente a España
y entrevistarse con el entonces director general de Seguridad, Carlos Arias
Navarro, que pone en libertad a Pardo sin que se le incoe ningún procedimiento
judicial.
En una carta dirigida a un militante
socialista madrileño, Rodolfo Llopis escribe: Por si no lo sabes, Mattholfer
protege y ayuda económicamente a los escisioncitas del PSOE. Y ha encontrado en
Pardo un lacayo a su medida. Otro personaje turbio que actúa en ese entorno es
Manuel Simón, dirigente de las Juventudes Socialistas de Toulouse, que mas
adelante será nombrado responsable de Relaciones Internacionales de UGT. Simón,
que tendrá un papel clave en el defenestra miento de Llopis, es expulsado de
Portugal tras la revolución del 25 de abril, acusado de ser agente de la CIA.
Philip Agee, ex agente de la CIA: Las
operaciones de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung , del SPD, fascinan a los
norteamericanos, especialmente sus programas de formación y las subvenciones
que hicieron llegar a los socialdemócratas de Grecia, España y Portugal, poco
antes de que cayeran las dictaduras en esos países e inmediatamente después.
Una mujer clave en el complejo entramado
financiero del renovado PSOE es Carmen García Bloise, que mantiene estrechos vínculos
con los socialdemócratas germanos. Parte de los fondos que van llegando al
partido se comienzan a canalizar a través de la recién creada Fundación Pablo
Iglesias, sucursal de la alemana Friedrich Ebert, pero los cauces de financiación
son diversos. Por ejemplo, en Brandt con los dirigentes del PSOE, en la época
de las subvenciones 1979 se desvelara
que la UGT ha recibido 200 millones de pesetas de los sindicatos amarillos de
Estados Unidos para intentar ganar las elecciones sindicales. El ex agente de
la CIA Philip Agee declara a la revista Zona Cero, en marzo de 1987: Dentro del
Programa Democracia, elaborado por la Agencia, se cuida con especial atención a
las fundaciones de los partidos políticos alemanes, principalmente a la
Friedrich Ebert Stiftung, del Partido Socialdemócrata, y la Konrad Adenauer
Stiftung, de los democristianos. Estas fundaciones habían sido establecidas por
los partidos alemanes en los años cincuenta y se utilizaron para canalizar el
dinero de la CIA hacia esas organizaciones, como parte de las operaciones de construcción
de la democracia, tras la Segunda Guerra Mundial. Después, en los sesenta, las
fundaciones alemanas empezaron a apoyar a los partidos hermanos y a otras
organizaciones en el exterior y crearon nuevos canales para el dinero de la
CIA. Hacia 1980, las fundaciones alemanas tienen programas en funcionamiento en
unos sesenta países y están gastando cerca de 150 millones de dólares. Operan
en un secreto casi total.
Las operaciones de la Friedrich Ebert
Stiftung (Fundación), del SPD, fascinan a los norteamericanos, especialmente
sus programas de formación y las subvenciones que hicieron llegar a los socialdemócratas
de Grecia, España y Portugal, poco antes de que cayeran las dictaduras en esos países
e inmediatamente después.
En Portugal, por ejemplo, cuando el régimen
de Salazar, que había durado cincuenta años, fue derrocado en 1974, el Partido
Socialista completo apenas habria bastado para una partida de póker y se
localizaba en Paris, sin seguidores en Portugal. Pero con más de 10 millones
de dólares de la Ebert Stiftung, y algunas otras remesas de la CIA, el Partido
Socialista Portugal crecía rápidamente y en poco tiempo se convertía en el partido gobernante.
Los comunistas fuerzas políticas organizadas, capaces y
dispuestas a tomar el poder en un eventual colapso de las dictaduras. La
experiencia de la intervención germano-occidental en Portugal y en otros países
resultaba llamativa para los norteamericanos e intentaron repetirla,
estableciendo un sistema de instituciones privadas de Mario Soares, dirigente
de los socialistas portugueses apoyo a los amigos en el exterior. El apoyo de
Estados Unidos podrá continuar mientras
se preparaban para la transición del autoritarismo a la democracia. Así, los
norteamericanos podrán buscar de antemano el control de todas las fuerzas políticas
y neutralizar todo lo que se sitúa a la izquierda de los socialdemócratas.
El presidente Ronald Reagan es uno de
los más entusiastas defensores del Programa Democracia. En junio de 1982, ante
el Parlamento británico, describe sus objetivos: Este nuevo programa construirá
una infraestructura de libertad y
democracia que dejara al
marxismo-leninismo en el estercolero de la Historia. También alaba los abiertos
programas germano-occidentales, que, en realidad, están envueltos en el mayor
de los secretos y se les ocultan incluso a los propios miembros del SPD.
¿Cómo se utiliza el dinero de la CIA en
estos programas? Cada uno de los principales destinatarios ha descrito
previamente sus necesidades y tiene que actuar de acuerdo con las líneas
centrales diseñadas en el programa correspondiente, que se resume en una
consigna: Contribuir al desarrollo de acciones políticas en el extranjero para
enfrentar el desafío ideológico global soviético. Las actividades proyectadas
cubren todo el espectro de objetivos de las organizaciones democráticas en el
exterior: gobiernos, partidos políticos, sociedades profesionales, medios de
información, universidades, cooperativas, sindicatos, asociaciones de
empleados, cámaras de comercio e industria, iglesias, organizaciones de mujeres
y estudiantes... En suma, todos los blancos tradicionales de la CIA. Otro propósito
establecido es el de promover la disidencia en los países socialistas,
siguiendo el ejemplo del apoyo de la CIA a Solidaridad, en Polonia. El ejemplo
de la Friedrich Ebert Stiftung también es seguido como modelo en Centroamérica
y el Caribe durante los años setenta y ochenta. Estados Unidos puede socorrer a
las fuerzas democráticas y debilitar aquellas que quieren polarizar el
hemisferio en regímenes comunistas y regímenes autoritarios.
El papel que el PSOE tiene que
interpretar en la Transición está escrito desde bastante antes de la muerte de
Franco
Dentro del primer nivel se entra en
juego mediante medios discretos, como información, comunicación y programas de intercambio cultural, para
formar sistemáticamente grupos democráticos. El segundo nivel de acción esta
previsto para concentrar la atención en países de especial interés, con los que
hay que intentar colaborar a través de organismos semiautónomos, siguiendo el
ejemplo de la Friedrich Ebert
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