miércoles, 17 de agosto de 2011

EL UNIVERSO DE LAS UTOPIAS

Adentrarnos en él, estaremos más cerca de entender porque nuestros abuelos se vieron arrastrados en una preguerra que acabó en guerra civil que para unos fue revolución y contrarrevolución, hoy cada vez más historiadores están en esta posición.
Entenderemos muchas cosas, despejaremos muchos mitos, seremos capaces de mirar el pasado sin juzgar pues todo hecho fuera de contexto tiende a confundir.
Nuestra historia es esta y no repetirla es cosa de la generación que en la transición dijo basta.
Desgraciadamente el ilustrado siglo XVIII se cierra con un tremendo acontecimiento, del que hasta entonces la providencia había librado a la humanidad: todos aquellos discursos, libros, planes, sueños, etc.. que hasta entonces no habían pasado de divagaciones teóricas, encuentran la posibilidad de convertirse en historia concreta y real. Aquel fatal año de 1789 entre Versalles y París "los amigos de la humanidad" los portadores de la razón pudieron poner en práctica sus esquemas.
Así, desde entonces hasta el día de hoy, comenzó el balance de aquellas ideologías que habían venido a sustituir a lo religioso, es vacío y monótono.
"Cuando el Cielo se vacía de Dios, la Tierra se llena de ídolos". Pascal sostenía que: si no existiese Dios, habría que inventarlo. Toda ideología que se ha propuesto suprimir la religión ha dejado vacío su puesto, en él han colocado al estado.
Poco tiempo antes de la Revolución, Francia fue inundada de planfetos de Voltaire y extractos de Rousseau distribuidos por todo el país, procedentes de países protestantes.
La revolución Francesa encontró el terreno abonado para la difusión de ideas, obra incisiva fue, el código de la naturaleza de Morelli (se cree que Morelli es el seudonimo de Dideront) para él hay tres leyes inevitable:
1. Abolición dela propiedad privada
2. Todos los ciudadanos deberán ser funcionarios de Estado, totalmente a cargo de éste
3. Todos los productos es propiedad del Estado, el cual lo distribuirá, vestido igual para todos, los niños a los cinco años, separados de sus padres y educados por el Estado. La pena para los infractores serán durísima. La familia debe renegar de ellos y denunciarlo.
El silogismo es él mismo que el soviético. Como puede verse en Morelli, no hay nada nuevo: Platón, Tomás Moro, Campanella... escribieron más o menos lo mismo. Hacer que las masas tomasen conciencia de dejarse llevar y conducir por ellos.
En el fondo Marx no ha inventedo nada, como tampoco los intelectuales liberales. Entre las obras utópicas que prepararon el terreno a la Revolución Francesa, la más heladora es el verdadero sistema de Deschaups, publicado en 1769: desprecia el ateísmo porque no es científico, con singular profetismo escribe en La Voz de la Razón: esta revolución tendrá consecuencias muy dolorosas y provocarán destrucción, está empezando ya esta Revolución que está destruyendo las bases de la Religión. Deschaups, es anticipador de todo lo que vendrá después, incluso de Darwin y de Marx.
No por causualidad tanto Marx como Lenin estudiaron las obras de los utopistas anteriores.
En el siglo XIX Donoso Cortés dirá: tras las revoluciones llegán los gendarmes, tras las revoluciones llega el turno del verdugo. Es la historia, si se quiere, de la Unión Soviética enla que cuatro gatos producian y los demás controlaban, con las consecuencias de los desastres económicos que conocemos y que la perestroika ha tenido que reconocer. Otro punto de contacto con el marxismo está en el odio con la religión es lo que está ocurriendo ante nuestros  ojos después de dos siglos de cientificismo, ha llegado el momento de hablar de ética. En suma lo único que faltaba en este proyecto es una escuela de estado y de regimen. Y en esto pensarán los Jacobinos.
Notar que el modelo de sociedad utópica propuesto es siempre el mismo: gobierno absoluto, dependencia del Estado, abolición de la propiedad privada y del matrimonio y un denominador común, la lucha contra las creencias religiosas.
El cristianismo ha sido el principal blanco a abatir por parte de todos los utopistas. El cristianismo no pretende aplicar por la fuerza lo que predica, sino que se dirige al corazón del hombre tocando cuerdas que con frecuencia no entiende la razón.
Cuando la utopía salió de los libros y pasó al terreno de los hechos se produjeron dos tipos de movimientos, gnosticos de masas "cátaros anabaptistas" y los abiertamente ateos "jacobinos, nazismo, comunismo"... seguiremos....

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