domingo, 22 de enero de 2012

ALDEBARAN 21

ASENTAR LA DEMOCRACIA PASA POR RECORDAR LA HISTORIA.

J. Cabeza

Allá por el año 2000, Carlos Bustelo exponía: las últimas intervenciones de Felipe González atribuyéndose el mérito de la transición no es nuevo, comenzó el día de su victoria electoral de 1982. Ello fue posible gracias a la autodestrucción de la U.C.D. y la actitud pasiva de A.P. (Alianza Popular), no se levantó una voz para protestar ante tal impostura histórica. Se permitió así que arraigara en la gente la creencia de que había elegir entre demócratas progresistas (se autodenominaban) y franquistas.

Cualquiera con edad y memoria, puede dar fe de los asertos de Bustelo. Las pretensiones del PSOE entonces pequeño partido en la transición y sin apenas organización, resultan falsas.

Bustelo terminaba con optimismo: “las elecciones no se podrán ganar al rebufo de un antifranquismo inventado”.

Ocurrió lo contrario, el PSOE no ha cejado en su lucha por apoderarse de la historia, una propaganda machacona y bien orquestada influye hasta el punto de que muchos jóvenes y adultos, en aquella época, llegan a creer lo contrario de lo que vivieron.

Años después, la revista teórica socialista “sistema” expresaba: la transición se hizo con el concurso del sector reformista del régimen anterior. Ojo, dice con el concurso, no con el protagonismo que le pertenece.

Ejemplos significativos de la operación de propaganda del PSOE en los primeros años del poder consistió en una serie documental sobre la Guerra Civil, con el asesoramiento del  historiador Tuñón de Lara, supo formar una escuela de intelectuales y profesores que predominó en las Universidades y Enseñanza Media. Con el terreno así abonado, el PSOE pudo lograr victorias psicológicas y políticas como las de sus “100 años de honradez”.

En la transición nadie les relacionaba en serio con el movimiento contra la dictadura, y sus radicalismos verbales eran considerados retórica oportunista.

Conviene saber que las dos amnistías de la transición, salieron a la calle los presos políticos (entre 300 y 400) para un país de 36 millones de habitantes, en su gran mayoría eran comunistas o miembros de grupos terroristas, en los últimos años de la transición no había un solo dirigente socialista en las cárceles españolas. En este periodo el PSOE se reorganizaba con evidente tolerancia del poder, el cual tendía a ver en el PSOE un contrapeso frente al PCE; era un partido marxista (totalitario).

Terminada la Guerra Civil, el PSOE no se planteó una resistencia organizada en España, sus líderes exiliados Prieto y Negrín, estaban entonces ocupados en sus disputas por la posesión del célebre cargamento del “yate Vita” llevado a México (fabuloso cargamento expoliado al patrimonio artístico e histórico nacional, a particulares la Iglesia y los Montes de Piedad por las Brigadas de saqueo). El control de todo esto, cuantificado parcialmente por el socialista Amaro del Rosal era en total incalculable, y tenía la mayor importancia para hacerse con el control político de los exiliados. El SERE de Negrín y la JARE de Prieto. En la pugna por el botín, Prieto demostró más destreza, poniéndose de acuerdo con el Presidente mexicano Cárdenas (conocido por su corrupción), se hizo con el tesoro; mientras Negrín protestaba.

Hay documentación muy extensa para entrar en más detalles como es el ejemplo del epistolario Prieto-Negrín.

La mayoría de los republicanos, socialistas como anarquistas, tenían pésimos recuerdos de su alianza con el PCE en el Frente Popular, no en vano, se habían alzado contra él y Negrín en una Guerra Civil dentro de la Guerra Civil. Por esta razón, Negrín se vio progresivamente relegado, pese a disponer de muchos otros fondos del mismo origen que los llevados a México.

Prieto muy anticomunista, ganó la dirección del partido del PSOE en el exilio. La política de éste consistió en mantener la influencia sobre los exiliados, aliarse con Martínez Barrios y maniobrar ante los gobiernos hispanoamericanos y anglosajones con vista a los aliados al terminar la Guerra Mundial expulsasen a Franco y volvieran a instalar en el poder al PSOE. Pero todo quedó en nada.

USA e Inglaterra en aquellos momentos deseaban hundir a Franco e hicieron lo posible, menos invadir España como deseaban muchos exiliados, el porqué lo explicaría Churchill: tal acción llevaría al país (España) a una nueva Guerra Civil e indeseable cuando Francia e Italia pasaban hambre, con la economía desarticulada y con partidos comunistas muy potentes. Buscarse una complicación más es España repercutiría desastrosamente sobre sus planes por estabilizar la Europa Occidental.

Fracasadas  las esperanzas de volver a España aupados por los tanques aliados, los líderes socialistas tantearon posibilidades diplomáticas que tampoco fructificaron. Con lo que dentro de España se redujo a casi nada la presencia del PSOE y de la UGT. Debe recordarse que la terminación de la propia Guerra Civil, con las izquierdas enfrentadas a tiros entre sí, había también desacreditado aquellos partidos y a sus líderes.

Es curioso que la memoria histórica no diga nada sobre esto con la cantidad de libros y documentación que existen al respecto, como más curioso es que entre los llevados a México, Francia y Rusia del patrimonio nacional, como las reservas del oro español que no volvió jamás a España, en dicha memoria se requiera devolver a los sindicatos CC.OO o Esquerra Republicana Catalana lo que  Franco les expropió, sin una sola mención a lo sustraído y llevado fuera de España del patrimonio nacional.

En fin, una vez más, todo esto es lo que la memoria histórica por Ley quiere ocultar, borrar o sacar de la historia de todos.

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