domingo, 15 de enero de 2012

ALDEBARAN 20

LA TRANSICIÓN SUPONÍA UNA EVOLUCIÓN

J. Cabeza

En el último artículo comentamos parte de la trayectoria de Carrillo a su paso por la transición, y en ésta seguiremos hoy. Vimos su intento fallido de volver a la guerra civil mediante el maquis. Y en la tradición estalinista hizo liquidar a bastantes comunistas que juzgó desafectos. El fracaso del maquis no determinó el de Carrillo; vimos como infiltraba en los sindicatos franquistas y en los medios universitarios a comunistas a la búsqueda de acuerdos a opositores al régimen. De ahí saldrían tácticas como el pacto para la libertad, la asamblea de Cataluña o la Junta Democrática (que también la desarrollaremos). Año tras año contó con derrocar a Franco, superó peligrosas tensiones internas del PCE, incluso alguna maniobra del Kremlin; su talante estalinista siguió vivo en él. Al comenzar los crímenes de la ETA, Carrillo los calificó de acciones justa, apoyaba a cualquier fuerza contraria al franquismo, desde los terroristas a Areilza pasando por los democristianos o los carlistas, con vistas a implantar, finalmente, “un socialismo real”. Coincidía con el clero progresista que también respaldaba a enemigos del régimen. Esta afinidad haría pensar a Carrillo que el socialismo real (la dictadura proletaria) podría llegar con la cruz en una mano y la hoz y el martillo en la otra.

Ya en 1972 hacía estos análisis: el PCE estima que la concesión de la dictadura del proletariado como periodo de la transición del capitalismo al socialismo no ha sido superada… No renunciamos a la violencia revolucionaria…

En el libro-entrevista “Mañana España” exponía: la URSS y los demás países socialistas están en condiciones de hacer frente al mundo imperialista, la única teoría que conserva su actualidad es el marxismo.

Menos reconciliador aún decía un mes antes de la muerte de Franco hablaba a la periodista Oriana Falleci: si la revolución va a tener necesidad de la violencia en España, estaré pronto para ejercitarla. Se preguntaba que posibilidad tiene Juan Carlos, todo lo más ser Rey por algunos meses.

En 1976 entró clandestinamente en España, mientras la oposición empujaba cuanto podía hacia la ruptura. Nuevamente en balde. La realidad alejaba sus esperanzas, el declive revolucionario portugués y la promoción del Psoe le hicieron ver definitivamente que sólo si hacía creíble  su moderación y cierto distanciamiento de la URSS, podría contar con cierto protagonismo. Contra ello pesaba su vinculación inocultable con los países comunistas, el recuerdo aún vivo del historial del PCE y de él mismo, y la desconfianza ante sus tradicionales cambios de tácticas. Por otra parte, el PCE era más fuerte que el resto de la oposición junta y quizás con capacidad de movilización, huelga y manifestaciones. Por eso, la actitud  franquista oscilaba entre rechazarla como el enemigo de siempre o admitirlo con vistas a domesticarlo. Ya Juan Carlos había dado pasos en tal sentido. En estos dilemas tendría que desenvolverse Carrillo, hombre por demás vanidoso.

Para que haya democracia tiene que haber demócratas, la transición recibió el ataque de una oposición que se empeñaba en una ruptura y fracasó, lo sorprendente fue que mientras el régimen se liberalizaba, la oposición se volvía más radical y violenta. Para ver hasta qué punto la oposición antifranquista simpatizó con el totalitarismo soviético vale la pena reflejar su reveladora respuesta a unas declaraciones del escritor y premio nobel Alexander Solzhenitsin, uno de los grandes testigos de la barbarie totalitaria del siglo XX, en televisión en Marzo de 1976 dijo: ¿saben ustedes lo que es una dictadura…? Los españoles son libres para residir en cualquier parte. Nosotros, los soviéticos no podemos hacerlo en nuestro país; estamos amarrados a nuestro lugar de residencia por el registro policial, la autoridades deciden si tengo derecho a marcharme o no. Los españoles son libres para ir al extranjero, en nuestro país estamos como encarcelados. En España he podido ver en los kioscos periódicos extranjeros. Si en la Unión Soviética se vendiesen, se verían docenas y docenas de personas por procurarse uno. En vuestro país dentro de un cierto límite, se toleran las huelgas, en el nuestro y en sesenta años de existencia de socialismo, jamás se autorizó una sola huelga; los movimientos huelguísticos de los primeros años de poder soviético fueron acribillados por ametralladoras.

Estas frases provocaron una reacción furiosa, no sólo en el PCE, sino en intelectuales o políticos como Juan Benet, que escribió en Cuadernos para el diálogo: mientras existan personas como Alexander los campos de concentración deben subsistir. Tal vez debieran estar mejor guardados, a fin de que personas como él no puedan salir de ellos.

Meses después preguntado en El País en Mayo del 76 sobre su artículo respondió: no sólo me ratifico en lo dicho, sino que a la vista de las reacciones, creo que fuí tímido.

El premio nobel ruso quedó cubierto de insultos e improperios canallesco. Indecente ultraje contra quien osaba decir simplemente la verdad y lo que había vivido.

Andaba mezclados muchos intelectuales de los que se llamaban progres y otros como Camilo José Cela que buscaban congraciarse con la nueva situación.

Otro hecho histórico de las libertades y democracias: con la apertura de los archivos soviéticos salieron a la luz muchos documentos, uno de ellos es una carta que Stalin escribió en el 36 a Largo Caballero, entonces Presidente de la República, donde le dijo: ya que no sois democracia, habrá que fingirla…La respuesta de Largo en el 37 fue: gracias por tu ayuda, pero ningún español tiene el menor deseo de que España sea una democracia.

La Asociación por la Memoria Histórica no se para en barras, un ejemplo de profesionalidad: Septiembre de 2003, la Asociación anunció que sus expertos habían comenzado la exhumación de cuerpos humanos en Órgiva (Granada), anunciaron que los restos hallados eran de gentes progresistas, demócratas, asesinada por los nacionales en la Guerra, incluso aparecieron testigos; calculaba entre 2300 o más víctimas. El País dedicó en portada una página completa al hallazgo. Al día siguiente en media columna daba la noticia de que esos restos eran de perros y especies caprinas, según los forenses. El Psoe siguió subvencionando a esta Asociación.

En Julio y Agosto de 2006, con motivo de la aprobación de la Ley de M.H. El País volvió a anunciar como fosa común como víctimas del franquismo a las de Órgiva, ignorando su propio desmentido en el 2003. Un ejemplo más de cómo se escribe la historia.

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